Durante casi todo el otoño y parte del invierno, nos encontramos en época de recolección de hongos.
Incluidos dentro del grupo de las hortalizas (aunque no se cultiven en huertas), existe una gran variedad: comestibles, tóxicos, con efectos psicoactivos... Las setas son un plato de sabor fuerte que es recomendable consumir en pequeñas cantidades, siendo los mejores ejemplares los pequeños y medianos. Así mismo, os recomendamos que las cocinéis con los menos ingredientes posibles (ajo, cebolla o puerro), pues de lo contrario se enmascara el sabor.
Limpieza:
Las setas son un manjar muy delicado que en pocas horas pueden quedar inservibles para el consumo. Se pueden limpiar de 2 maneras:
- Poner en un escurridor bajo el grifo para quitarle tierra e impurezas. No es recomendable dejarlas más tiempo del necesario bajo el agua y menos aún dejarlas sumergidas, pues perderían su aroma y sabor. Acto seguido escurrimos bien y secamos con un paño.
- Limpiar las setas con un pincel para quitar el exceso de tierra y en algunos casos pelarlas. Esta segunda opción es la más recomendable pues no utilizamos agua para limpiarlas y no modificamos así su sabor.
Conservación:
Si no las vamos a consumir en el momento, existen métodos de conservación:
- Desecación o deshidratación.
- Congelación: nunca congelaremos las setas al natural pues perderían mucho sabor. Se aconseja su congelación tras escaldado, precocinadas en su jugo, precocinadas en aceite, cocinadas.
- En vinagre.
- Al natural.
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